El mundo al borde de un conflicto global por la tensión en el Golfo Pérsico

Pronto dejarán de ser juegos de guerras y estallará una guerra regional de grandes proporciones.

Jeremias 49:34-39 ; Isaías 17:1-3

La situación en el Golfo Pérsico cada vez es más crítica. A pesar de las advertencias de Irán, Estados Unidos anunció que continuará reforzando su presencia militar en el área. Algunos expertos aseguran que de momento, las partes apenas han intercambiado amenazas, pero en realidad, se encuentran muy cerca a un peligroso estallido de hostilidades.


Recientemente, Irán finalizó las maniobras Velayat 90 en el estrecho de Ormuz. Por esta zona pasa el 40 % de las exportaciones de petróleo a Europa y EEUU. Los militares iraníes amenazaron con cerrar el paso por el estrecho y en respuesta, EEUU envió a la zona un grupo de choque de su marina de guerra con el portaaviones John C. Stennis al frente. Al comentar la situación, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Irán Ataollah Salehi amenazó a EEUU con “contrariedades”, caso de que siguiera aumentando la presencia de buques y declaró que su país está preparado para “rechazar cualquier amenaza al disponer de todo lo necesario”. Por su parte, EEUU reiteró que no cederá en su misión de garantizar la seguridad y estabilidad en la región. Por el momento, la postura de las partes más parece a una “ostentación de músculos” porque de hecho, tanto Irán como EEUU, no necesitan una guerra, opinó el experto en Oriente Próximo, Boris Dolgov.

Irán evitará un conflicto armado porque caree del potencial suficiente para afrontar una guerra contra EEUU que posee fuertes aliados, como Israel. En lo que atañe a EEUU, en su dirección política existen grupos de influencia pro-israelí, pero también hay sectores que no quieren que se desate este conflicto. Entonces, todo depende de las decisiones concretas que pueda adoptar la dirigencia política estadounidense. De momento, no se ha decidido emprender hostilidades contra Irán.

Las autoridades estadounidenses están convencidas de que Irán optó por hacer ostentaciones de fuerza y proferir amenazas en respuesta a la imposición de sanciones más severas. Victoria Nuland, jefa del servicio de prensa del Departamento de Estado de EEUU, declaró que la dirección iraní provoca conflictos en la palestra internacional a fin de distraer a sus ciudadanos de los problemas económicos internos. Una opinión bastante audaz, porque hasta la fecha, Irán ha sobrepuesto las sanciones, aunque también tratará de evitar la imposición de sanciones nuevas que sean más duras, oponió Dolgov.

Si se impone un embargo a las exportaciones de petróleo de Irán, como actualmente amenaza Occidente, esto repercutirá sensiblemente en la economía iraní. Pero, mientras el petróleo iraní se pueda importar, el país recibirá los suficientes recursos financieros para afrontar sanciones de otro tipo.

Una situación peligrosa porque en el caso de que se desaten hostilidades en el Golfo Pérsico, por insignificantes que sean, en pocos días, el conflicto puede tomar un carácter global ya que casi todos los países de la región pueden quedar involucrados. Y ni mucho menos, será una guerra de todos contra Irán. Teherán también tiene aliados, considera la experta Lidia Kuláguina, del Instituto de Orientalismo de la Academia de Ciencias de Rusia.



Por cierto, las potencias regionales están en contra de cualquier conflicto en el área. Porque cualquier operación bélica, incluso parcial, por ejemplo sólo de aviación, será motivo para que Irán aseste golpes de respuesta precisamente contra países vecinos, e irremediablemente, esta guerra se extenderá a toda la región. Si hablamos de los países del Golfo Pérsico, estos tienen motivos para ser adversarios de Irán. En primer lugar por el asunto chiíta y en segundo lugar, por la política nuclear de Teherán que despierta muchos recelos. Pero en el caso de que se desencadene una guerra, otros países, en primer lugar Turquía y Líbano, no serán enemigos de Irán. Estos países apoyarán e incluso ayudarán a Irán.

El principal aliado de Irán es Siria. A Occidente no le convienen los regímenes políticos de ambos países. El objetivo encubierto de EEUU en Oriente Medio sigue siendo el derrocamiento de Mahmud Ahmadineyad y Bashar Asad. Es cierto que de momento no puede implementar en ninguno de estos países una variante como la ocurrida en Libia. En mucho esto se debe a que en el Consejo de Seguridad de la ONU países influyentes como Rusia y China, siguen pronunciándose en contra de cualquier empleo de la fuerza contra Irán y Siria. China, por ejemplo, ya censuró al presidente estadounidense Barack Obama por firmar un proyecto de ley sobre nuevas sanciones económicas contra Irán. Rusia, por su parte, sigue insistiendo en la solución diplomática.

Fuente: LaVozdeRusia