FINALMENTE el gran Debate para desmontar - desenmascarar la GRAN farsa del coronavirus SARS-CoV-2 aka PLANdemia COVID. El RETO PRUEBA TÚ TEORÍA QUE EXISTE UN VIRUS! Los médicos por la verdad de Terreno versus los médicos y científicos que creen en la teoría de germenes de Louis Pasteur. PARA sorpresa el primero en aceptar el reto es el Dr Mike Yeadon, ex virologo y vacunologo de Pfizer. Se seleccionarán 5 laboratorios de virologia y se en enviarán 3 muestras de virus de 20 personas de los cuales los laboratorios no saben cuales son, es decir a ciegas. 1 de Influenza A 1 de SARS-CoV-2 1 de cáncer de pulmón Fase 1aislar y purificar el virus Fase 2 secuenciar el genoma del virus. Al día de hoy nadie ha aislado, purificado y secuenciado el coronavirus SARS-CoV-2. Cómo sabemos que supuestamente existe porque en enero 2020 el Dr alemán Christian Drosten aka Mengele Eichmann hizo la prueba PCR hisopado en una computadora insilico y en menos de 24 horas la OMS le aprobó el pape
Sube los escalones lentamente, como las personas de edad. Luce un reloj de pulsera, quizás un Rolex, pero el resto de su vestimenta pertenece al pasado: túnica negra, como el turbante, a juego con su oscura y deshilachada barba. Si no fuera por el micro, el reloj, el ventilador y las lamparillas eléctricas, podría ser la estampa de un viernes cualquiera de hace 900 años, cuando se construyó la mezquita Al Nuri de Mosul.
Osama Bin Laden usó trucos similares, escenografías y disfraces sacados de los baúles de un islam primigenio para embaucar a ignorantes e incautos, formas untuosas y modestas de los piadosos ancestros para justificar las bombas. No hay novedad en la escenificación del pasado viernes, el primero del mes sagrado del Ramadán, grabada y producida en un vídeo por el Estado Islámico de Irak y el Levante. La diferencia radica en las pretensiones. En Abubaker al Bagdadi son máximas.
De entrada, el uso del título califal, el primero en la jerarquía según un dicho atribuido a Mahoma: “Después de mí habrá califas; después de los califas, emires; después de los emires, reyes; y después de los reyes, tiranos”. Nadie lo había utilizado desde que la República Turca lo suprimió en 1924. Es el vicario y sucesor del profeta, que une autoridad religiosa y política, trasunto musulmán del imperio romano y el papado y máxima autoridad universal que hace cumplir la ley coránica.
Bruce Ridel, especialista en terrorismo islámico de Brookings (brookings.edu), el think tank de Washington, ha detectado guiños a puñados: el nombre adoptado, Abubaker, del primer sucesor de Mahoma; el título elegido de califa Ibrahim, que es el del profeta Abraham, primer musulmán, constructor de la Kaaba en la Meca y enterrado en Hebrón, en la Cisjordania ocupada; la imposible genealogía exhibida para legitimarse como descendiente de la tribu de Mahoma, los quraysíes, y de su familia, los hachemitas; la vestimenta y la bandera negras, de los abasidas que crearon el mayor imperio islámico de la historia con capital en Bagdad; e incluso la mezquita de la primera predicación, construida por la dinastía de Saladino, que venció a los cruzados y recuperó Jerusalén.
Toda esa escenificación puede parecer una astracanada. Pero el Estado Islámico del que Al Bagdadí se ha declarado califa no lo es. No lo son tampoco sus pretensiones políticas, que se dirigen a todos los musulmanes sunnitas desde Marruecos hasta Malasia, con propósitos de deslegitimación de todos los dirigentes civiles y religiosos y de reclutamiento de la yihad en contra de los chiitas.
Más lejos que Bin Laden, porque se asienta ya en un territorio conquistado. Y más lejos que los remotos talibanes y su modesto mulá Omar, porque ha declarado el califato en el corazón de Oriente Próximo, justo donde el Profeta empezó su conquista militar y religiosa.
Fuente: ElPaís
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