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American English Overseas Center - 30 años de aniversario


El RETO SARS-CoV-2 aka PLANdemia COVID: PRUEBA TÚ TEORÍA QUE EXISTE UN VIRUS!

  FINALMENTE el gran Debate para desmontar - desenmascarar la GRAN farsa del coronavirus SARS-CoV-2 aka PLANdemia COVID.  El RETO PRUEBA TÚ TEORÍA QUE EXISTE UN VIRUS! Los médicos por la verdad de Terreno versus los médicos y científicos que creen en la teoría de germenes de Louis Pasteur.  PARA sorpresa el primero en aceptar el reto es el Dr Mike Yeadon, ex virologo y vacunologo de Pfizer.  Se seleccionarán 5 laboratorios de virologia y se en enviarán 3 muestras de virus de 20 personas de los cuales los laboratorios no saben cuales son, es decir a ciegas. 1 de Influenza A 1 de SARS-CoV-2 1 de cáncer de pulmón  Fase 1aislar y purificar el virus  Fase 2 secuenciar el genoma del virus.  Al día de hoy nadie ha aislado, purificado y secuenciado el coronavirus SARS-CoV-2.  Cómo sabemos que supuestamente existe porque en enero 2020 el Dr alemán Christian Drosten aka Mengele Eichmann hizo la prueba PCR hisopado en una computadora insilico y en menos de 24 horas la OMS le aprobó el pape

El Yoísmo, el Positivismo, y la Cruz


Por  Miguel Rosell

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6: 33)

Desde unos años a esta parte, y debido en gran manera a la influencia occidental en el mundo eclesial, diversos vocablos y conceptos han aparecido, provenientes de la Nueva Era, de la psicología moderna y de otras fuentes alternas y subalternas. Palabras como “líder de éxito”, “prosperidad integral ”, “pensamiento positivo y negativo”, “paradigma”, “visualización”, “regresión”, “confesión positiva”, “actitud mental positiva, por mencionar unas pocas aquí a voz de pronto, son ahora mismo muy comunes en los púlpitos cristianos mediáticos o no, en los libros, en las conferencias, congresos, etc. pero desconocidas en la Biblia. Se nos ha abierto ante nuestros ojos una nueva manera de entender el Evangelio…nueva, pero abiertamente falsa (Gálatas 1: 8, 9).

 
  1. El Yoísmo y la Cruz

Una de esas afirmaciones que corren por casi todos los medios de comunicación y expresión cristianos, es cuando se asegura que los problemas del hombre parten de una deficiente imagen de sí mismo. Decenas de libros de psicólogos cristianos, e innumerables mensajes desde toda clase de púlpitos confesionales, radio, televisión, conferencias, congresos, etc. promueven y alientan la tremendamente popular, pero así mismo antibíblica, teoría de que la principal necesidad del hombre, y aun del creyente en general, es combatir la terrible pandemia del “síndrome de la deficiente imagen propia”, también llamada “falta de autoestima”.
La Biblia enseña otra cosa. Enseña que el problema de base del hombre, se llama pecado, y el remedio es exclusivamente la cruz.  En realidad, a lo que apuntan esas terapias pseudo psicológicas, es a la exaltación del “Yo”, lo que llamaremos “Yoísmo”. El “Yoísmo”, en realidad, pretende acallar la conciencia del individuo, invitando a éste a centrarse en sí mismo, y  sumergiéndole en el pozo sin fondo del ego-centrismo. Uno puede llegar a ser el centro de todo lo que rodea, y todo está a su servicio. No es más que una doctrina humanista, ajena a la Santa Palabra, pero está inundando el seno eclesial, y por supuesto el mundo entero.  Dice así Dave Hunt en su apreciado libro “Más allá de la Seducción”:  

“Uno de los principales propósitos de la Biblia es corregir la elevada opinión que el hombre tiene de sí mismo, pero está siendo en la actualidad interpretada por líderes cristianos como buscando precisamente lo contrario. ¿Cómo puede ser que unas criaturas cuyo pecado capital es que piensan demasiado bien acerca de sí mismas se hayan convencido de que su problema en realidad es una deficiente autoestima? (1)

  Cuando uno está demasiado pendiente de sí mismo, sea porque se ve superior, o lo contrario, porque se compara con los demás y se ve inferior, está practicando el “Yoísmo”, es decir, la expresión del egocentrismo. Muchos de los medios de divulgación cristianos, a través de sus enseñanzas, están esparciendo ese estímulo yoísta, a saber: auto aceptación, autoestima, imagen propia, egotismo, amor propio, autoconfianza (2) sin prestar atención a lo que realmente es la clave o base del problema: no la falta de auto aceptación o de estima propia o similares, sino el orgullo, el cual la Biblia le llama: pecado. Fíjense como lo expresaba hace muchos años el pastor Andrew Murray (1828-1927), hombre de Dios, autor de muchos escritos de bendición: 
“El yo es nuestra mayor maldición. Pero, damos gracias a Dios, que Cristo ha venido para redimirnos del yo. Y ahí tenemos la razón por la cual muchos oran por el poder del Espíritu Santo, y consiguen algo, pero ¡muy poco!, porque oran pidiendo poder para la obra, y poder para bendición, pero no oran pidiendo ser librados plenamente del yo” (3). En este sentido, cuán actual es la declaración del apóstol Pablo, cuando dirigiéndose a los Gálatas exclamó: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2: 20)

  Insistimos en este punto: el problema del hombre, no es como se siente o como se ve a sí mismo. No tiene nada que ver con su estima personal, sino más bien si realmente estima o ama a Dios. Por lo tanto, el problema hay que identificarlo adecuadamente: se llama pecado, y hay solución. Esa solución la Biblia le llama arrepentimiento.Básicamente el arrepentimiento, palabra que en el griego es metanoia, y significa cambiar de manera de pensar, implica el empezar a vivir de una manera diametralmente distinta a como se solía hacer. Por lo tanto, en vez de uno centrarse en sí mismo, como enseñan todos esos falsos maestros, uno tiene que centrarse en el Señor y en Su  Palabra; en lo que enseña, pidiendo al Señor el poder, no sólo experimentar Su Palabra, sino de veras vivirla, consagrados a ella:“Santifícalos en tu Palabra, tu Palabra es verdad” (Juan 17: 17)   
Si realmente reconocemos de que no hay nada bueno en nosotros mismos, y así lo confesamos al Señor, así como todas nuestras acciones u omisiones transgresoras – llámesele pecado – Dios es fiel y es verdadero para perdonarnos y librarnos de la maldad; y lo hará cada vez que honradamente y con un corazón contrito y humillado nos acerquemos a Él con ese propósito: el de apartarnos para siempre de lo malo, conforma a Su Palabra. “Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y librarnos de toda maldad” (1 Juan 1: 9)

Todo eso nada tiene que ver con cuestiones yoístas y de falta de autoestima, sino de reconocer nuestra condición caída, y de que necesitamos, al amparo de la misericordia de nuestro Dios, el ser perdonados, y así será cada vez que nos humillamos ante Él de veras, confesamos nuestros pecados, y nos apartamos del mal. La gracia de Dios es más que suficiente para vivir una vida plena y rebosante, entre otras cosas, del suficiente estímulo, pero todo ha de pasar primeramente por la cruz.

Sin cruz, no hay vida.

“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará” (Marcos 8: 35)

La cruz es lo que marca la diferencia entre la muerte o la vida. Como vimos antes, Pablo se confesaba muerto a sí mismo, para de esa manera estar vivo en Cristo. No obstante, una enorme cantidad de emisión presuntamente evangélica hoy en día, enseña algo muy diferente a eso.
Hoy en día se ha conseguido una gran profusión de falsos discípulos, y muchos llaman a eso, ignorantemente, avivamiento. Estos falsos discípulos son el resultado de una errónea predicación, que de hecho ha negado la cruz, y ha exaltado la autoestima.  En lugar de predicar un mensaje verdaderamente cristocéntrico, se está predicando un mensaje antropocéntrico, es decir, centrado en el hombre y para el hombre.

  En lugar de predicar la muerte, o negación del yo, se ha elevado éste a la máxima exponencia. Es un mensaje donde lo que prima es el bienestar del creyente, por encima de cualquier otra consideración. Un mensaje en el cual, el padecer por Cristo no se halla por ningún lado (Fil. 1: 29), y la cuestión del pecado y de sus consecuencias, se obvian todo lo que se puede. Un mensaje que halaga y consuela a la carne, pero no produce ningún fruto de justicia ni de arrepentimiento, sólo el pretender que la persona se sienta bien consigo misma. En realidad, es un mensaje de verdadera muerte.Aiden Wilson Tozer (1897-1963), ya hace bastantes años, lo describió así: “Si lo veo correctamente, la cruz del evangelismo popular no es la cruz del Nuevo Testamento. Se trata, más bien, de un nuevo y brillante adorno sobre el seno de la autoconfiada y carnal cristiandad…La vieja cruz mataba a los hombres; la nueva cruz los entretiene. La vieja cruz condenaba; la nueva divierte. La vieja cruz destruía la confianza en la carne; la nueva cruz la alienta… La carne, sonriente y confiada, predica y canta acerca de la cruz; ante ella se inclina y señala con una gesticulación bien ensayada, pero no quiere morir sobre aquella cruz, y rehúsa tercamente llevar el vituperio de aquella cruz”  
La cruz de Cristo comunica el mandato de Dios al hombre de rendir su voluntad a la Suya. Si no hay muerte, no hay vida…sólo vacía creencia, mera religiosidad. El que no quiere rendir su yo a Cristo, dispuesto a hacer Su entera voluntad, no es digno de Él, y no debería llamarse lo que no es: cristiano. Como vemos, ese mensaje es absolutamente opuesto al mensaje yoísta que oímos constantemente por una gran mayoría de medios de comunicación que se dicen cristianos. ¡Guardémonos en esta hora de todo lo que se opone aun indirectamente a la Palabra de Cristo!

  ¡Cuidado con ciertos afamados hombres de púlpito! Una alarmante mayoría de predicadores cristianos de fama hoy en día, predican ese “mensaje positivo” siempre, prácticamente jamás mencionando la verdadera cruz. Son todo ellos muy populares, y los hombres los tienen en alta estima, pero ¡ay de ellos! El mismo Señor Jesucristo lo expuso con suma transparencia: “¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!” (Lucas 6: 26).Son muy populares, porque buscan el decir a sus oyentes y clientes lo que quieren escuchar, algunos de ellos no importándoles demasiado si su audiencia es creyente o no.  
Dirigiéndose a estos últimos Joel Osteen, el principal de la iglesia más grande numéricamente hablando de EEUU, en su libro “Your Best Life Now”, un libro que llegó a ser un best-seller, vendidas más de 4 millones de copias, y dirigido a todos los públicos, se expresa del siguiente modo:

“Hay una semilla en ti intentando tomar raíz….Es tu hora. Tú has podido estar enfermo por largo tiempo, pero ahora es tu momento para ser sano. Tú puedes estar atado a muchas adicciones, a toda clase de malos hábitos, pero ahora es el momento de ser libre. Puedes estar en apuros financieros, con toda clase de deudas, pero ya es tiempo de salir de ello…Amigo…es hora de agrandar tu visión” (5)
El contexto de esa cita, sólo es la promoción del bienestar del lector que llegaría a poder disfrutar por cambiar de forma de pensar; de pensar en negativoa pensar en positivo. De vez en cuando Osteen coloca un “Dios” aquí o allá en su escrito.

Es impresionante como tantos pueden ser seducidos por el mensaje de hombres como Joel Osteen, y me estoy refiriendo a cristianos. Su mensaje no es el Evangelio, es otra cosa. En vez de hablarles a los necesitados de Cristo, y a este crucificado (1 Co. 2: 2), les habla de “agrandar la visión”… ¿cuál visión si son impíos?, y todo “si llegan a un acuerdo con Dios” (6), invitando al oyente impío a una fe que no es más que un disparate, mostrando al bendito Dios como si fuera una especie de genio de la lámpara de Aladino, siempre éste, listo y dispuesto, a conceder los deseos personales de los que se acercan. La premisa que se presenta, no es acercarse a Dios, sino a Sus favores. Pero este es el tipo de mensaje que muchos impíos quieren oír de parte de presuntos hombres de Dios, para así acallar sus conciencias, y lamentablemente, así ocurre con muchos cristianos también.

¡Cómo contrasta el mensaje de Joel Osteen, así como de mil falsos maestros más que pululan por doquier, con las ungidas palabras del príncipe de los predicadores del siglo XIX, Charles H. Spurgeon (1834-1892)!:

“Antes de atreverme a hablar de Cristo, hago que la persona se sienta pecadora. Examino su alma y le hago sentir que está perdido antes de contarle de la bendición [de la salvación]. ¿Ha sido usted convencido de pecado? ¿Ha sentido culpa ante Dios? ¿Ha mirado hacia el Calvario para hallar auxilio? Si no fuere así, no tiene derecho a reclamar consuelo. No tome ni un átomo de ello. El Espíritu convence antes de dar consuelo, y usted debe ser operado por el Espíritu antes de recibir consuelo”

Osteen, ni siquiera menciona la palabra pecado – para no ofender – y les habla constantemente de “consuelo”, mientras que Spurgeon, no les habla del consuelo de Dios, antes de hacer todo lo que está en su mano para que el oyente impío se de cuenta de cual es su situación real ante Dios. Pero cuando oímos mensajes como “el cuerpo de Cristo va finalmente a apoderarse de todo el dinero” (8), mensajes que como este van por todo el mundo evangélico, ¿qué podemos esperar entonces? No es más que otra expresión de la apostasía que la Biblia predijo iba a ocurrir (2 Ts. 2: 3), y como dice Hunt:

“Cambiar la persecución por la promesa de prosperidad puede parecer una gran ganancia desde el punto de vista terrenal, pero cuando se ve desde la perspectiva de la eternidad, se reconocerá por fin como cambiar una herencia celestial por el guisado de Esaú” (9)

  2. ¿Positivo o verdadero; negativo, o falso?Como dije al inicio de este artículo, existen hoy en día conceptos y aun palabras que no podemos encontrar en la Biblia, y sin embargo, actualmente llenan libros y libros en las estanterías de todas las librerías cristianas allí donde vayas. Positivo o negativo son dos sustantivos tan asombrosamente recurrentes en el medio eclesial, acompañados de acciones como pensar o confesar, que han llegado a inundarlo todo, y sin embargo no los podemos encontrar en ninguna parte en la Escritura. 
Muchos cristianos hoy en día han llegado a ser convencidos de que si mantienen un pensamiento “negativo” en sus mentes, y peor aún, si lo confiesan con su boca, eso les conllevará adversidad; algunos incluso lo llaman, maldición. Por pensamiento “negativo”, no se están refiriendo a algo sucio o pecaminoso, sino, a algo que no se desea, dando como ejemplo aquí, algo contrario al éxito o al bienestar. Por ejemplo, enseñan que si uno desea ser un “líder de éxito”, debería pensar y confesar que es un “líder de éxito”, y jamás pensar lo contrario, y menos decirlo con la boca. No deja de ser todo ello, un concepto secular, proveniente de la enseñanza de la metafísica.  Dicho sea de paso, bíblicamente, no existe el concepto de “líder de éxito”, sino de fiel siervo (Mt. 24: 45).

El problema de base en cuanto a esto, es que se ha llegado a tragar la píldora dorada de que lo positivo es lo bueno, y lo negativo es lo malo. Entonces, lo positivo es lo contrario a lo negativo, como los polos opuestos. Esto, hermanos, es un concepto orientalista – es el ying-yang – es dualismo, y nada tiene que ver con la enseñanza de las Escrituras.  Para los seguidores de esa espuria filosofía, lo positivo sería lo bueno, lo exitoso, lo agradable, lo consolador y edificante, lo deseable, mientras que lo negativo sería, lo desagradable, lo malo, lo indeseable, lo fracasado, etc. Es un concepto muy cerrado y muy humano, pero no es de Dios.

La Biblia no nos habla de lo positivo, sino de lo verdadero; y no nos habla de lo negativo sino de lo falso.

Pero como decimos, para los proponentes de ese concepto que emana del budismo, el éxito siempre es lo que la persona determina que sea. Paul Yonghi Cho de Seúl, Corea, es muy explícito al respecto: “Llenad vuestra mente de éxito y llegaréis al éxito…le pido a mi gente que nunca permitan que aniden pensamientos negativos en sus mentes, sino que piensen cosas positivas” (10)

Desde luego, el planteamiento de Cho, así como el similar de Castellanos del G12, Cash Luna, de Osteen, Hagin, Copeland y de cientos más, no es el bíblico. La pregunta que a priori nos hacemos es: “¿Qué o cuál es el éxito para el cristiano?”. La respuesta es sencilla. Si deseamos por un momento utilizar aquí ese sustantivo, el cual apenas vemos en la Palabra, el verdadero éxito para el verdadero cristiano, es el amar a Dios como cosa primera en su vida, y consecuentemente, hacer Su voluntad (Deut. 6: 5; Mt. 2: 37; 6: 10; 26: 42). Mi mente deberá ser llena de todo aquello que es la voluntad de Dios, y lo primero en la voluntad de Dios es amar a Cristo. Esto dista muy y mucho de todo planteamiento humanista, materialista y hedonista, donde intuitivamente uno busca lo positivo, es decir lo que siempre es conforme al gusto o al parecer del individuo, y por tanto agrada a su carne, y la Escritura no puede ser más clarita, hermanos:

“Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios” (Romanos 8: 5-8)
Lo positivo no siempre es lo verdadero, y sin embargo lo verdadero es lo que importa. La verdad, si lo es, es inmutable y es universal, es decir, objetiva. En cambio lo positivo es absolutamente subjetivo; para unos puede ser algo bueno o verdadero, mientras que para otros todo lo contrario. Lo mismo ocurre con lo negativo, no siempre es sinónimo de maldad o pecado o similares.

Para un homosexual practicante, una convención pro gay puede ser algo positivo, y sin embargo según la Biblia no lo es. Para los adúlteros y fornicarios que se cierre su prostíbulo preferido sería algo negativo, y sin embargo, según la Biblia, no lo es.

¿Qué me dirían si un juez por querer ser positivo, y no negativo, dejara libres a todos los asesinos y ladrones que juzga? ¿Haría así justicia?

Esta sociedad atea práctica en la que mayormente vivimos – al menos aquí en Europa – considera positivo la actividad sexual indiscriminada, con tan sólo poner precauciones. No obstante, en ningún modo podríamos llamar a esto pureza, ni bueno, verdadero, o justo etc. Justo de veras es reconocer que tantas veces, lo que se quiere dar a entender por positivo, es poco más que lo conveniente, agradable, favorable o placentero, y todo lo contrario, sería lo negativo. Por lo tanto todo ello implica una actitud muy subjetiva y relativista, dirigida y controlada por el “yo”, que como carne que es, buscará su propio provecho, y no el Cristo necesariamente.

A nosotros como cristianos, no nos importa si algo es positivo o negativo, más que si es verdadero o falso, bíblico o no.

No podemos contemplar la Biblia con ojos llenos de positivismo porque si así hacemos, jamás avanzaremos en la verdad de la Palabra. Cuando leemos la Biblia con los ojos del “pensamiento positivo”, todo lo interpretaremos en términos muy humanistas, secularizados y segmentados, conforme a éxito o fracaso, y el resto, o no lo entenderemos, o lo desecharemos. Esa luz nunca será la del Espíritu Santo. Demos una explicación mayor de todo esto.

¿Qué enseñan los maestros del “pensamiento y confesión positivos”, y que dice la Biblia?

El movimiento de la Confesión Positiva, cree y enseña que existe un poder inherente en las palabras de uno, que hace que todo lo que se piense y se diga, se cumpla. Por ello, su mayor énfasis, es que la persona siempre haga declaraciones positivas, porque si sus declaraciones son negativas, entonces, ineludiblemente todo eso malo le vendrá. Una de sus frases recurrentes es la de que el “poder está en tu boca”.  De nuevo aquí, Joel Osteen, uno de los actuales impulsadores de ese movimiento, escribe así para todos:

Cuando tu pienses en positivo, con pensamientos excelentes, tu serás impulsado hacia la grandeza…lo que tu dices en el medio de tus dificultades, tendrá un gran impacto sobre cuanto tiempo permanecerás en esa situación” (12). Así que, según ellos, nuestras vidas están dirigidas por nuestras mentes y nuestras palabras, obteniendo todo lo que pensemos y digamos. No deja de ser un concepto mágico y supersticioso, y no deja de ser también y por tanto, una estupidez que no merece demasiado comentario, pero alguno haremos aquí para refutarlo como se merece, por amor a muchos.
Entendamos lo siguiente: si somos cristianos, ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, somos de Cristo (2 Co. 5: 17). Por lo tanto si es así, nuestros pensamientos serán los Suyos (1 Co. 2. 16), y lo que salga de nuestra boca será lo Suyo (S. 81: 10), y si alguna vez no es así, y concebimos en nuestra mente algo contrario a Su voluntad y aun lo declaramos – lo cual la Biblia le llama a eso pecado – lo confesaremos, y Él es fiel y justo para perdonarnos (1 Jn. 1: 9), y no hay mayor problema que ese.

Por lo tanto, ningún poder en nosotros – nuestro – existe que nos pueda controlar o dominar, tanto para lo positivo, como para lo negativo ni en nuestra mente ni en nuestra boca.
Lo que sí es poderoso es cuando en fe declaramos la Palabra de Dios, y ese poder no somos nosotros ni es nuestro, sino que es el Espíritu Santo en nosotros. Hasta aquí.

Pero muchos van más lejos todavía. Kenneth Hagin Jr. escribe diciendo que Dios es “el mayor pensador positivo que jamás haya habido” (13) ¿Será eso cierto? ¡No! Dios no es eso, Dios es santo, y eso es mucho más que simplemente positivo, aun descartando como es natural, toda acepción humanista del término. Dios es verdadero y no positivo.

  Abundando en esta exposición, todos los maestros presuntamente cristianos del “pensamiento positivo” o “confesión positiva”, dirán que la Biblia es el libro más positivo que existe, el principal de la Actitud Mental Positiva, como lo llaman. Sin embargo se contradicen. Ni los adjetivos positivo ni mental aparecen en la misma, y tampoco podemos considerar la Palabra de Dios, conforme al criterio de esos maestros, un libro positivo, sino más bien todo lo contrario, negativo. Veamos por qué.Jesucristo y la confesión negativaLa Biblia, conforme al pensamiento secularizado positivista de esos falsos maestros, en realidad es una obra altamente negativa; en ella aparecen constantemente ejemplos de acción y “confesión negativa”. Veamos algunos ejemplos. El Señor Jesucristo es el protagonista por excelencia de las Escrituras, y el ejemplo más claro a imitar, como todos sabemos. El mismo declaró innumerables “confesiones negativas”. Veamos algunas pocas de ellas:1. “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada”(Mateo 10: 34) – ¿Quizás por esa confesión “negativa” el mundo está  como está? Todos sabemos que el Príncipe de paz no ha traído Su paz hasta este momento, porque el mundo no se ha hecho digno de ella, por no renunciar a su pecado.Como vemos aquí, la cuestión moral está muy por encima del “pensamiento positivo”.  
2. “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza” (Mateo 8: 20) – ¿quizás por esa confesión “negativa” Él llegó a vivir en pobreza?
3. Cuando Pedro le reconvino para no ir a la cruz, “Él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo...” (Mateo 16: 23) – ¿quizás por eso acabó en la cruz?; que curioso que la respuesta completa del Maestro fuera: “…me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres”. Justamente esa es la base de la filosofía positivista, está enfocada en el hombre y no en Dios.

4. Cuando fue ante Pilato, y este le preguntó por qué había sido acusado por los judíos, el Señor respondió: “Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí” (Juan 18: 36) – ¡Vaya “confesión negativa” más inapropiada e inoportuna, siendo Él el Rey de Israel!…

¿Por qué no se atreven a decir esos falsos maestros positivistas que el Señor podría haberse librado de la cruz si hubiera hecho una “confesión positiva”? ¿No se atreven a tanto, o no quieren mostrar su tremenda hipocresía en público?

Cristo debía ir a la cruz, y en obediencia fue, pero eso en términos de “pensamiento positivo” es tremendamente negativo… ¡pero nosotros damos tantas gracias a Dios por ese acto negativo, el cual nos ha salvado de las llamas del infierno!

¿Saben? Nuestro amado Señor aquí en la tierra, estaba por encima de lo positivo o lo negativo, y así debemos nosotros andar en esta tierra. El no vino para hacer su voluntad como hombre – lo cual sería lo positivo – sino para hacer la voluntad del Padre. Eso último, evidentemente está por encima de cualquier consideración humana en cuanto a lo que es correcto o incorrecto, oportuno o inoportuno, conveniente o inconveniente, positivo o negativo.

¿Qué, si Dios quiere que ese hermanito esté pasando por ciertas dificultades de salud o financieras, porque el Espíritu Santo está haciendo algo en su vida, enseñándole algo que le valdrá para la eternidad, aunque ahora mismo le sea doloroso?

El problema es que pensamos en pequeño, sólo en cuanto a esta vida, pero debemos pensar conforme a la mente de Cristo, de aquí a la eternidad. El movimiento de la “Confesión Positiva” no ve más allá de sus narices, su vista es muy corta, y entra de pleno y de plano en el espíritu de Laodicea (Ap. 3: 14-18) El que vive según el dictado de esa espuria filosofía humanista, está atado a sí mismo y no es libre en Cristo, aunque crea que está controlando y está en bendición. ¡Está engañado!

El “Avivamiento” y la “confesión positiva”: Hoy en día se hace un gran énfasis en cuanto al Avivamiento, y muchos han llegado a creer a fuerza de la machacona insistencia por parte de los “profetas” y “profetisas”, de que hay un generalizado Avivamiento global. En el pasado, hubo verdaderos focos de avivamiento; entendiendo por avivamiento, una verdadera conversión a Cristo por parte de bastantes. Hoy en día, en algunos puntos concretos de la geografía mundial, se están dando focos de avivamiento y damos la gloria a Dios por ello, así como debería ser en nuestras vidas particulares.

El sentido del avivamiento siempre habrá que entenderlo como el de las gentes que se arrepienten de sus pecados y se entregan a Cristo, con lágrimas y convicción, así como los que se consagran y perseveran en Cristo. Pero el entendimiento hoy por parte de muchos, de lo que es un avivamiento genuino es muy diferente a lo explicado.

El tan “profetizado” gran Avivamiento Mundial –el cual la Biblia lejos de mencionarlo, lo niega – sólo está en la “confesión positiva” de muchos, y no en la verdadera fe, por cuanto no está en las Escrituras.

Es positivo creer en el Avivamiento Mundial, pero no es verdadero. Es tan positivo como falso. Junto con esa constante “confesión positiva” (como que confesándolo y re-que-te-confesándolo se llegará a producir), está el sobre exagerado énfasis de las sanidades, y la expectativa constante de felicidad, éxito, poder y fortuna (a lo cual muchos, “cristianizándolo, lo llaman bendición); como acertadamente escribe J.I. Parker: “A fin de cuentas, ¿sobre qué estamos predicando primordialmente en estos días, y sobre qué producimos programas de televisión y videos? La respuesta global a mi pregunta parece ser: éxito y euforia; conseguir de Dios la salud, riqueza, tranquilidad y unos sentimientos de dicha constantes” (14). Es la paz y la seguridad humanas, y no necesariamente lo que Dios tiene en Su agenda.

Ese avivamiento interpretado así, sólo tiene que ver con euforia, señales y manifestaciones que no son del Espíritu Santo, aunque así se cree; emocionalismo; aparentes milagros; presunta conquista, éxito, felicidad, falsas visiones, nuevos modelos, nuevas revelaciones, etc. En cuanto a esto último, rescatamos lo que en el siglo XIX, el príncipe de los predicadores, Charles H. Spurgeon dijo en uno de sus libros:“He oído a muchos fanáticos afirmar que el Espíritu Santo les ha revelado ésta o aquélla idea. 

Estas son tonterías reveladas. En la actualidad, el Espíritu Santo no revela cosas nuevas. Él trae lo antiguo a nuestra memoria. El canon de la revelación ya está terminado. No se le puede agregar cosa alguna. Dios no ofrece una nueva revelación sino que afianza la antigua. Cuando ha sido olvidada en la cámara de nuestra memoria, Él la saca a luz, limpia el cuadro, pero no pinta uno nuevo. No existen nuevas doctrinas, sino que hace revivir las antiguas. El Espíritu no consuela mediante nueva revelación. Él nos consuela haciéndonos recordar las cosas antiguas nuevamente” (15)

¡Qué gran diferencia a lo que ocurre hoy en día con tantos trayéndonos “nuevas revelaciones” del saco de su inoperancia y descrédito espiritual! Aun algunos de ellos pretenden decirnos que esas revelaciones, a lo cual llaman visiones, no son nuevas sino que están en la Biblia, buscando el engañar y entontecer al incauto desconocedor de la Santa Escritura. Una de esas “nuevas revelaciones” es justamente el pretendido y “profetizado” hasta el hastío “Gran Avivamiento Mundial” que deberá, según sus proponentes, producirse en este tiempo. Lejos de ello, y tal como la Escritura nos advierte, una gran apostasía se está levantando, esto sí, camuflada de falso avivamiento y poder.

No creer en el Avivamiento Mundial es desaforadamente negativo. Creer que estamos en plena apostasía e in crescendo, también lo es, pero ambas cosas son conforme a la verdad expresada en la Palabra. Por lo tanto, el engaño a la postre, lo reciben los que no aman la verdad más que sus propios anhelos, aunque les parezcan muy deseables, y aun justos y correctos. Recordemos que la Biblia nos enseña que los que no aman la verdad, sino que se complacen en la injusticia – es decir, en lo que puede ser correcto a ojos del hombre, pero que no lo es a los ojos de Dios – serán cada vez más aparatosamente engañados a través del poder emanado del misterio de la iniquidad, que se manifestará con “gran poder y señales y prodigios mentirosos” (2 Ts. 2: 7-12). Esto ya está ocurriendo, y a gran escala.

Concluyendo:

Mucho más podríamos decir aquí sobre todas estas cuestiones, pero nos debemos detener por falta de espacio y por no abusar de la paciencia del querido lector. Antes de hacerlo, no obstante, me gustaría que fuéramos a la Palabra una vez más antes de finalizar: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4: 8). Lo verdadero es lo de Dios, y no lo del hombre, aunque sea muy bien intencionado y deseable, por tanto, lo verdadero se opone a lo positivo muchas veces. Por lo tanto, en este sentido, lo verdadero sería considerado como “pensamiento o confesión negativos”. Lo honesto está por encima de uno mismo y de su propio honor o defensa, siendo un exponente de la verdadera humildad, por tanto, lo honesto siempre se entenderá conforme a la negación del yo. Por lo tanto también, lo honesto sería considerado como “pensamiento o confesión negativos” muchas veces

Lo justo es lo que Dios determina y no el hombre, aunque le parezca extremadamente razonable, por tanto, lo justo se opone a lo positivo muchas veces. Por lo tanto aquí, lo justo sería considerado como “pensamiento o confesión negativos”. Lo puro es en cuanto a la pureza de Dios, conforme a Su santidad y no conforme al dictamen humano, por tanto, lo puro se opone a lo positivo muchas veces. Por lo tanto, aquí, lo puro sería considerado como “pensamiento o confesión negativos”. Etc. etc.
¿Positivo o negativo? No estamos hablando de fuerzas antagónicas, ni siquiera estamos hablando de poder, sea en la mente, sea en la lengua; estamos hablando de algo mucho más sublime que todo esto, estamos hablando de la santidad de nuestro Dios, y ese es el ejemplo a imitar. ¿Mi bienestar yoísta y el de los míos? – yo, mí, mío – ¡No!, estamos hablando de algo superior a nosotros mismos, a la obediencia por amor a Aquél que nos creó, nos amó, y proveyó para nosotros un Cordero sin mancha ni arruga, que fue sacrificado para nuestro perdón y salvación eterna…

No se ustedes, pero yo prefiero buscar lo que es de Dios, como Dios quiere, y no otra cosa:
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6: 33)

Dios se encarga de mis necesidades, cuando yo me ocupo de su Reino, que es el hacer Su voluntad.

Fuente: Contralaapostasia

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  1. . COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
    EN LA CONDUCCION DIARIA

    Cada señalización luminosa es un acto de conciencia

    Ejemplo:

    Ceder el paso a un peatón.

    Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

    Poner un intermitente

    Cada vez que cedes el paso a un peatón

    o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


    Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


    Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


    Atentamente:
    Joaquin Gorreta 55 años

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